Esta propuesta propone el uso de una flota coordinada de vehículos submarinos, de superficie y aéreos para la detección y monitorización de un vertido de petróleo en profundidad. Esta iniciativa surge a partir del incidente del 2010 Deepwater en el Golfo de México, el cual puso de manifiesto que el impacto de un derrame de petróleo bajo el agua no se produce sólo en superficie sino que puede formar plumas sub-superficiales cuya existencia puede ser fácilmente ignorada si no se dispone de la metodología adecuada.
Ventajas competitivas: Actualmente existen multitud de técnicas para detectar y monitorizar un vertido de petróleo en superficie, sin embargo son muy pocas las existentes para hacerlo bajo el agua. Además de la capacidad de detección de petroleo (crudo y refinado) derivada de los sensores equipados en los vehículos submarinos, la inteligencia distribuida de estos equipos permitirá su auto-organización, construyendo una imagen dinámica y de alta precisión del vertido de petróleo. Dentro de este proyecto también se ha desarrollado un software de comando y control de los vehículos que permite la recopilación y presentación de manera amigable de toda la información referente al vertido monitorizado, facilitando la toma de decisiones de las personas o equipos responsables.
Clientes objetivo: Organismos destinados a la lucha y prevención de desastres medioambientales en el mar y aquellas empresas que realicen una actividad relacionada con el petróleo (transporte o extracción) en entornos marinos.